viernes, 14 de septiembre de 2007

Narrador con Estilo

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Uno de nuestros más versátiles literatos, el cajamarquino Jorge Díaz Herrera ha presentado recientemente tres nuevos libros, dos de ellos ( Sones para los preguntones e Historias para reír, cantar y jugar ), orientados al público infantil y el otro ( El ángel de la guarda ), una novela de corte dramático, inspirado en personajes reales. Este fue nuestro encuentro con el prestigioso escritor.

Por Claudio Cordero

Se ha dicho sobre Sones para los preguntones que es un libro de filosofía para niños.
David Soldevilla, un filósofo al que aprecio mucho, le dio esa categoría. Bueno, filosofar es tratar de buscar la verdad a través de la reflexión. Entonces, si se la busca a través del arte, a través de la belleza, es también una filosofía estética, digamos. Para mí, la única literatura que vale son las lecturas esenciales, aquellas que tienen contenido, que tienen raíces. Cuando leo un libro y en la primera página no tengo nada que subrayar, ya no sigo leyendo. No me gustan los libros de palabrotas o de palabritas.

¿Cuánto tiempo te ha tomado escribir este libro?

Uno nunca sabe, al menos yo nunca se cuando empiezo a escribir un libro. A veces creo que Sones para los preguntones lo empecé a escribir en la infancia, cuando pensaba de qué tamaño será el mundo, qué tamaño será el infinito o quién moverá el mar, qué habrá a la otra puerta de la vida; cuestiones que jamás van a tener respuesta. Son preguntas que me han ido cautivando y de repente se convirtieron en un libro. Es que la reflexión, la experiencia humana dentro del artista, se va, como los vinos, asentando hasta que rebalsan la piel y se convierten en literatura, en pintura, en música. Discrepo mucho de lo que se llama “las técnicas” en el arte. No creo en las técnicas, creo en el estilo. Por ejemplo, ¿qué técnica empleó Vallejo?, ¿qué técnica empleó Cervantes? Son estilos, formas personales de ver y de escribir la vida. El artista, creo, nace, pero también se hace o se deshace, según cómo defienda su vocación y según cómo la sociedad lo trate.

Has tocado un tema complejo: el papel del artista dentro de la sociedad.

Creo que el único compromiso del arte con la realidad es ser arte. Ahora en el Perú, el escritor no es sino un personaje de adorno al que las autoridades le dan un diplomita, una medalla y con eso se cree que ya ha cumplido con su deber. En Chile, México, Argentina, los Premios Nacionales de Literatura, de Cultura son perpetuos; acá se han muerto en la miseria más espantosa. Desgraciadamente veo en los periódicos que la intelectualidad ha sido desterrada con un argumento muy sutil: no se le paga los artículos que escribe. Antes, por ejemplo, para los escritores era un ingreso el escribir como colaboradores. Ahora, de repente, nos llega una carta de todos los periódicos diciendo que los colaboradores deberían hacerlo todo ad honorem y han sido suplido por la farándula y por la política. Por eso, estamos un poco desorientados, no hay una reflexión en el periódico; ahora, prima el amarillaje. Son escasas las revistas, los periódicos que pretenden crear una nueva voz, un nuevo espacio, un nuevo pensamiento.

En la época de los grandes medios de comunicación, el hombre nunca ha estado tan incomunicado como ahora. Nunca se ha manipulado la conciencia de la humanidad con más facilidad que ahora.

Sin embargo, es frecuente el argumento de que los peruanos no leemos.

El Perú lee… ¿pero qué lee? Eso de que el Perú es un país analfabeto, eso lo han inventado los de arriba que también carecen de lecturas y de reflexión. Tenemos una burguesía ignorante.

¿Te molesta ser etiquetado como un escritor infantil?

Al principio huía de que me cataloguen como escritor para niños. Pero, ahora, no me fastidia; me satisface. Aunque también me considero un escritor polifacético. He escrito y dirigido teatro, además he hecho poesía, novelas, cuentos y algunas de estas obras tienen acceso a los niños. Sin embargo, no pretendo ponerme una careta de bobo para querer que ellos me entiendan. Yo detesto la literatura intencionada, calculadamente dirigida a los niños, creyendo que son unos enanitos mentales. Generalmente, la mediocracia literaria en el mundo se agrupa en asociaciones de literatura infantil. Eso lo he visto. Ojalá que en el Perú no suceda eso. Me halaga que los niños tengan acceso a muchas de mis obras literarias, pero creo que la literatura tiene que ser, ante todo, literatura. No he leído mejores escritores de literatura llamada “para niños” que Wilde, por ejemplo.

Lo que pasa es que tenemos una gran confusión: creemos que la literatura es material didáctico, y la literatura puede ser material didáctico, pero no es pedagogía. La literatura es literatura.
Entrevista realizada para 5to Poder

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